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La cabra malagueña o «costeña» es una raza caprina autóctona española que, gracias a su gran producción lechera y capacidad reproductiva, se encuentra entre las más destacadas tanto en nuestro país como en el resto del mundo.

Lejos quedan los tiempos en los que los machos, portando sonoros cencerros, deambulaban por los Montes de Málaga guiando a las hembras hasta los corrales donde se ordeñaban o se les quitaban los pequeños chivos. Hoy día esos métodos han evolucionado, dejando un poco de lado el pastoreo tradicional para convertirse en sistemas intensivos en pro de la máxima producción, aunque evitando que la raza pierda su capacidad innata de adaptación a climas y entornos adversos.

La provincia malagueña es la que concentra actualmente el mayor número de cabezas de esta raza caprina: de las más de 300.000 que están censadas, unas 200.000 están en explotaciones malagueñas. El resto se reparten entre otras zonas de Andalucía y algunas regiones de la península, como Extremadura o Castilla León.

Físicamente la cabra malagueña es de pelo corto y en general de un color amarillento, con una tonalidad más o menos uniforme yendo desde el amarillo claro hasta un rubio oscuro o retinto. La cabeza tiene forma triangular de la que salen unas largas orejas. Los cuernos de los machos suelen ser en espiral, y en forma de arco los de las hembras. El peso oscila entre los 40 y los 60 kg en las hembras, y entre 50 y 75 en los machos, con una altura media de la raza de unos 60-70 cm hasta la cruz.

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Las ubres de esta raza caprina tienen unos pezones de tamaño medio y generalmente están orientados hacia adelante, lo que facilita la extracción mecánica de la leche en medianas y grandes explotaciones. De estas ubres y con un ordeño diario salen, de media, unos 45o litros de leche extraída en 240 días de lactancia, aunque hay registros de más de 1000 litros en una lactación.

Además de su gran capacidad lechera, la cabra malagueña es una raza sumamente prolífica, pues la hembra es fértil (poliéstricas) durante todas las estaciones. Esto favorece la crianza y el consumo en casi cualquier época del año del chivo lechal malagueño , que es un animal que se alimenta única y exclusivamente con leche materna. Luego se sacrifica con 20 días de edad y con un peso aproximado de unos 4-5 kilos.

Gracias a la leche de cabra, los embutidos y el cada vez más importante explotación de la carne de chivo, ya hay quien compara a la cabra malagueña con el cerdo ibérico, del que como es bien sabido, todo se aprovecha.

Hay que destacar que actualmente se encuentra en pleno auge la producción y el consumo de productos derivados de la cabra autóctona malagueña, como el Queso de Málaga o el Chivo de Canillas. Esto es posible gracias a que día a día se trabaja duramente en mejorar la genética de la raza, siempre con el firme objetivo de mantener la capacidad lechera y reproductiva de la cabra malagueña.